BÁLSAMO SANTO
Tú eres un mar de piedad, Padre,
tú eres un océano de paz.
A través de tu Espíritu selecto
yo vislumbro las alegrías de un mañana,
y tu amor me envuelve
de forma sobrenatural.
Eres la dicha sin par
donde irán a perecer mis lamentos.
Eres mi eterna felicidad
y yo te andaba buscando,
mas un ocaso de pasión me abrazó
en la eternidad
y pusiste fin a mi dolor.
Nada poseo sin ti;
un halo de tu luz apacigua mi confusión,
eres bálsamo santo a mi alma.
Contigo lo tengo todo.
En ti hay perfección.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Padre Celestial