LO QUE SACIA
El hambre espiritual
devora.
Es un dolor que se agita
hasta arrancar
la substancia de los huesos.
No hay sosiego
caminante,
aunque hurgues en el placer.
Sacia tu hambre en la luz
que emana de Aquel,
aunque duela,
porque lágrimas
surgirán al andar.
Y vendrá la duda
irascible, y soplará
sobre tu recién
conquistada paz.
Y sufriendo en la batalla
hallarás
la fortaleza de tu alma
en su Ser.
INGRID ZETTERBERG
Derechos reservados
(Hambre espiritual, es hambre de Dios)