LAS FLORES DEL ALMA
Quiero dedicarte
estas flores Jesús.
Mira,
son lilas y rosas.
Tienen los colores
del cielo de mi alma.
Sólo tú los conoces.
Son pequeñas hortensias
abiertas
que han brotado para ti.
Ahora todo está sereno.
Quiero ofrendarte
la dicha
de mi eterno corazón.
Aquí descansa la vida,
entre tu jardín y el mío.
¿Para qué quiero otro canto
que no sea el de tu voz?
El silencio
me acompaña.
Eres tú que vuelves.
Ahora todo es sosiego.
A lo lejos,
un candil se apaga,
por fin amaneció.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesucristo
De mi poemario
"El árbol invencible"
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