MI SÚPLICA
Ahora regreso
como todos los días,
con la suma
de mis pesares,
sin fuerzas
en mis rodillas.
Ahora regreso
después del aguacero,
a derramarte mi súplica,
aunque aún se escuche
la amenaza del trueno.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Padre celestial
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