LE ESCRIBIRÉ
Mi Cristo
es un Espíritu sagrado,
en espera,
en celo
y en calma,
que ausculta
vigilante
mi razón de ser.
Que viene a escondidas
y me abruma de silencio,
y tiene tantas ansias
como mi alma.
Todos mis días
le escribiré torpemente
mis notas de alegría
pobladas de tristeza.
Y no me pregunten
el porqué de mis lágrimas,
si él me ha dado
este amanecer
en plena tarde.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesucristo
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