QUIZÁS LOS NIÑOS
Cada noche
tú me dices algo
Divino silencioso,
hilvanando
cada hora en tu telar.
Y vienes a mí
con tus sabias manos,
y en dos puntadas
diseñas
la adversidad,
para luego
deshilacharla,
enredando los hilos,
sin decir nada.
Calladamente
despunta el alba.
Y vas bordando
con dorados hilos
mi felicidad.
¿Quién toca
tus misterios?
Quizás los niños,
sin saberlo.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Padre celestial
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