TE CONOZCO DESDE ENTONCES
Te conozco mi Dios
en el viento helado
que roza mis pasos,
en el agua cristalina
que resbala
entre mis dedos.
Te conozco en mi sed.
En la rítmica
respiración
gota a gota.
En el perfume
de la magnolia
y el enebro.
Te conozco en las voces
y las risas,
en los llantos
y los silencios.
En el bramido del oleaje,
espumoso y lejano.
Te conozco
en el canario aprisionado
que entona su tristeza.
En el zumbido
de la abeja.
Y te celebro
con gratitud
en la música.
En los cánticos silvestres
de pájaros y grillos.
Es la porción
que tú le diste
a mis sentidos.
Tú vibras en todo, mi Dios.
Estás en la dulzura
de la miel,
y en la sal
de nuestros días.
Yo te vislumbro
en la flor
herida por la luz
del mediodía.
Te percibo
en el ritmo de un verso,
dictado por la brisa.
En la sinfonía
de colores
que susurran
que tú existes.
Llevo tu existencia plena
en mi vida breve.
Desde entonces
te conozco.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Padre celestial
Derechos reservados
Bello poema,!! así es, cuando conocemos a Dios, lo vemos y sentimos hasta en lo cotidiano de nuestros días. Un abrazo. Bendiciones
ResponderBorrarEs verdad Bienaventurada, gracias por asomarte a mis versos inspirados en nuestro amado Rey Jesús, y por dejarme tu grata respuesta. Bendiciones.
BorrarMuy profundo sentir , conocer a Dios en todo lo que nos rodea y tenemos es vivir en esa eterna contemplación mística
ResponderBorrarsiempre buscando el amor profundo para sostener neustra fe y esperanza.
Un abrazo
Cierto es, en cada momento de nuestra vida,el que cree tiene esa certeza que nunca está solo y que siempre está Jesús a neustro lado guiando nuestra vida.
ResponderBorrarAbrazo.