EL DIVINO DON
Amigo,
no te vayas,
te diré finalmente,
y me asiré
de tus pupilas.
Tú tienes un don
de fuego
que destruye
a la muerte.
Y en secreto llevas
tu inocencia ciega,
amigo, hermano,
regresa
que ya tenemos
la tarde
sumergida en los ojos.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado Jesucristo
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