EL GOZO
En el tramo más difícil
del camino,
estabas tú
con tu inescrutable
silencio,
y soplaste sobre mí
la esperanza
de vida.
Me llenaste de un gozo
que hace mucho
no vivía,
y te amé
en la dulce convicción
de que tú
no me olvidas.
INGRID ZETTERBERG
A mi amado
Padre celestial
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