HÁBLAME
Tú me hablas,
yo te escucho.
Tiéndeme en tu regazo
y unge
mi cansada frente
con el aceite
de tus manos.
Yo toco tu puerta,
tú me abres.
Inocente mío
deja que yo muera
con tu muerte,
deja que yo viva
por tu sangre,
y pasearé contigo
por tus prados, y,
¿Quién eres tú
sino el que amo?
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesús
Estimable Ingrid.
ResponderBorrarAdmiro enormemente la fe que le tienes al señor. Me he sentido arropada en tu poema. Sobre todo identificada.
Un abrazo de buenas noches.
Amén
Gracias mi apreciada Mónica por acompañarme entre mis versos y dejarme tan hermoso comentario que valoro mucho. Un abrazo de buenas noches también.
ResponderBorrarMaravilloso. Saber que como Samuel...le escuchas, que vives con Él y en Él, gracias por compartir
ResponderBorrarUn abrazo grande Ingrid
Carmen
Gracias Carmen Stella por estar presente entre mis versos y dejarme tan bella respuesta que valoro mucho. Un abrazo grande.
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