MANANTIALES ETERNOS
Ya viene la felicidad
a grandes voces,
voy a cruzar los ríos
por tu amor.
Ya vienen tus llanuras
extensas para mí,
y volaré como un ave
hacia tus manantiales eternos.
Hacia tus puertas abiertas
correré,
y no miraré hacia atrás.
Dorado mío,
encendido como un sol,
tú me llamas hoy;
inocente y claro
arroyo mío.
En ti
mojaré mis ansias
y nos verá la brisa
consumir las alegrías.
Te buscaré suavemente
entre los lirios
y olvidaré la oscuridad.
Llegaré a tus azules bosques
cantando,
y cuando tú me beses,
callaré en paz.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesús
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