LA FLOR DEL CACTUS
No supe del dolor
hasta que tus ojos mansos
se retiraron de mi alma.
No supe del desencanto
hasta que tus manos puras
dejaron de arrancarme
las tristezas.
Y ahora que vago
en el ancho desierto
de mis penas,
quiero hallarte
en algún oasis
ignorado.
En la flor que crece
en el cactus solitario,
quiero encontrar
la prometida esperanza,
y en el viento desértico
quiero tu voz susurrando
¡que no me olvidarás!
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesús
Que poema sentido, Ingrid!
ResponderBorrarBesos, bom fim de semana
Gracias Sao por tu hermosa presencia entre mis versos, este es uno de los blogs que estoy escribiendo para dejarlos como legado a mis hijos y nietos, y a todas las almas sensibles que amen la poesía. Un abrazo grande.
BorrarBom dia Ingrid. Obrigado pelo maravilhoso poema. Você escreve muito bem, parabéns. Bom final de semana.
ResponderBorrarGracias Luiz por tu bella visita en este blog nuevo donde estoy plasmando solamente poemas cristianos. Dios te bendiga. Feliz fin de semana.
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