PACTO ETERNO
Adorándote he de morir
en mis letras agonizantes.
Marcaste mi vida
con tu presencia infinita,
y me desgarras el alma
en cada verso ofrendado
a tu hermosura, oh, mi Rey;
en cada danza que me ha brotado
yo te doy mi vida,
mis recuerdos atesorados
de aquel sumo idilio
que nació
entre tu Espíritu y el mío.
Porque te pertenezco
en cada átomo de mi ser,
porque aromaste mi alma
bajo tu suave velo,
confesándome un misterio,
que llevo en mi sangre.
Un pacto eterno.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesucristo
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