REVELACIÓN
Cerca,
muy cerca,
sonriente y claro;
como la brisa
que besa mi frente
al pasar,
así te siento hoy;
¡tan suave!
con un sentir
nuevo en mi alma.
Así estás en mí
Señor.
Vienes
como un pájaro azul
a mi jardín
entristecido,
a posarte mansamente
sobre la orilla
de mi alma;
y me dices
sin hablarme,
que la vida
empezará mañana
cuando acabe.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesucristo
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