Quiero tener en mis manos
un instrumento nuevo.
Un bombo que semeje
tus hondas pisadas,
tu majestuosa
llegada.
Quiero una marimba
en mi pecho,
que contenga mi canto;
y ser en tus miradas
la que fui
en lontananza.
Fluye la vida
como las aguas
que nunca vuelven atrás.
Quiero que me sientas
como antes,
bajo tu velo,
bajo el aguacero
de suprema piedad.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesús
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