YO TE BUSCO
Ha llegado la hora.
La más blanca hora
de la tarde.
Mi alma se alimenta
de hojas que cayeron
y lloraron despedidas
de otoño.
Mi alma te busca Señor
en las sencillas cosas
de la tarde.
En esos árboles sosegados,
que descansan
junto al camino;
en ese pan
tibio y crujiente
que guardaste para mí,
y que comí entre lágrimas.
Yo te busco
en mi pobreza,
y mi alma se alimenta
de esperanza;
y de tus manos heridas
que saben traerme flores
llenas como campanas.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Señor Jesucristo
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