LAS MANOS DE MI JESÚS
Inocentes manitos
que nacieron crispadas
en humilde refugio.
Manos amadas
que bajaron
del alto cielo
para amar
y bendecir.
Que crearon mil colores,
universo de bellezas sin fin.
Y fueron destinados
como alas de paloma
a consolar el sufrir.
Tiernas manos
que nacieron
para sanar heridas
con aceite de unción.
Que conocieron
el madero y el dolor.
Manos sublimes
que fueron clavadas
por hombres sin compasión.
INGRID ZETTERBERG
Ayayay que manitos tiernas, cuanta dulzura encierran las manitos del Bien!
ResponderBorrarUn besote, querida Ingrid. Desde Buenos Aires, con cariño.
Gracias querida amiga Carolina por estar presente entre mis versos sencillos y dejarme tan bella respuesta que valoro mucho. Un abrazo desde Lima Perú hacia el bello Buenos Aires, la tierra del tango que tanto me gusta.
ResponderBorrarEntrañable que bonitos versos, que Dios te bendiga un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderBorrarGracias Beatriz por recorrer mis versos en este nuevo blog y dejarme tan lindo comentario. Un abrazo y bendiciones.
ResponderBorrarGracias, por tan dulces y hermosos versos, sobre las manitas de Jesús niño.
ResponderBorrarMe ha gustado mucho.
Un cordial saludo, Ingrid.
Gracias por estar presente entre mis versos Manuel y por dejarme tan hermoso comentario. Un saludo en la distancia.
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