LA PALABRA
Estuvo oculta
en cántaros sellados,
en oscuras cuevas
milenarias.
Tiene poder,
tiene forma,
tiene substancia.
Meta de triunfo
como cima de montaña,
como esperanza
en la derrota
para las almas.
Y tiene miel.
De la roca sobrenatural
e inmutable,
salió a dar de beber
a los pobres,
a los hambrientos de vida.
A los espirituales.
Como llamarada
de fuego
en la distancia,
va adelante
disipándonos las sombras.
Y no se consume;
llamea victoriosa
entre la muchedumbre.
Te habla y te responde,
te mece blandamente,
y te lastima a veces.
Seduce con su luz,
y en su guianza
te restablece,
y te dice serenamente:
"Ven"...
INGRID ZETTERBERG